¿Manipulación o persuasión? El discurso del Presidente del Gobierno, analizado por una psicóloga

Hoy, 16 de junio, el Presidente del Gobierno de España compareció públicamente en un momento crítico. El tono fue firme, el mensaje sonó sincero, y para muchos, incluso esperanzador.

Pero desde la psicología del lenguaje y la comunicación política, lo que se dijo —y sobre todo, cómo se dijo— activa mecanismos mentales muy específicos.

¿Te sentiste convencido? ¿O quizá te manipularon sin que te dieras cuenta? 

En este artículo te explico 5 técnicas de manipulación psicológica que están presentes en este discurso. Técnicas que influyen en cómo percibimos la realidad, cómo interpretamos a los líderes y cómo justificamos sus actos. Aprender a detectarlas es clave para tomar decisiones más conscientes —no sólo en política, sino en cualquier contexto donde se juegue con nuestra percepción.

Spoiler: no todo lo que suena sincero lo es.

Índice

  1. Apelación a un propósito superior
  2. Falsa dicotomía
  3. Victimización moral 
  4. Comparación con el enemigo
  5. Compensación simbólica

Técnica 1: Apelación a un propósito superior

Cuando el Presidente dice:

 

«Nosotros dimos un paso al frente en 2018...»

«Llegamos para luchar contra la corrupción sistémica...»

«Esto no se trata de mí, sino del país»

 

Estamos ante un reencuadre moral mediante la apelación a una misión superior. Pedro Sánchez se presenta como un héroe contra la corrupción. Y es que, cuando el foco de atención está en un error propio, una estrategia habitual es desviarlo hacia una causa más elevada y noble: en este caso, «acabar con la corrupción sistémica».

 

Dicho en otras palabras: se transforma la culpa en una lucha heroica por el bien común. 

 

Este giro activa un mecanismo conocido como justificación moral:

 

«Sí, cometimos un error… pero estamos en una cruzada necesaria. Así que lo importante no es el error, sino la causa que defendemos». 

 

Traducción psicológica: ¿qué efecto genera esto en la mente del receptor?

 

Cuando Pedro Sánchez dice:

 

«Esto no se trata de mí, sino del país»,

la traducción psicológica implícita es:

«Yo represento al país. Cuestionarme a mí es cuestionar el bien común».

 

Esto tiene una consecuencia emocional muy poderosa: el oyente asocia automáticamente al líder con la causa noble, y separar su figura de su causa (el bien común) se vuelve emocionalmente difícil.

Técnica 2: Polarización binaria o Falsa Dicotomía («o nosotros o el caos»)

Cuando el Presidente dice:

 

«Nosotros no somos como el PP ni como Vox...»

«Nosotros no tapamos la corrupción, no perseguimos a denunciantes, no creamos policías patrióticas, no amenazamos a periodistas, no destruimos pruebas a martillazos, no tenemos una sede pagada con dinero en B...»

 

Estamos ante una técnica clásica de manipulación conocida como falsa dicotomía: presentar un escenario con sólo dos opciones posibles, como si no existieran matices ni alternativas.

 

En este caso, el planteamiento del Presidente queda claro: 

 

O estás con nosotros (los buenos)
O estás con ellos (los corruptos, los malos)

 

No hay punto medio, no hay espacio para los matices ni la complejidad.

 

Traducción psicológica: ¿qué efecto genera esto en la mente del receptor?

 

Este tipo de mensaje activa el sesgo de grupo: una tendencia inconsciente a dividir el mundo entre nosotros (los buenos) y ellos (los otros, los malos).

 

Además, se genera una sensación emocional de amenaza: si los otros ganan, todo lo que valoramos estará en peligro. Este miedo, muchas veces sutil, reduce el pensamiento crítico y refuerza la fidelidad emocional hacia el líder y el grupo propio.

Técnica 3: Victimización moral + autodepuración ejemplar

Cuando el Presidente dice:

 

«No vamos a tapar corrupción... vamos a actuar con contundencia...»
«No somos perfectos, pero somos intransigentes con la corrupción»

 

Aquí aparece una técnica que podríamos llamar victimización moral con reivindicación de integridad.

 

Se reconoce un error (con tono humilde), pero acto seguido se refuerza una imagen de pureza ética:

 

«Nos equivocamos, sí, pero mirad cómo reaccionamos: mejor que nadie».

 

Este recurso reconcilia la culpa con la virtud: el error no sólo no daña la imagen, sino que incluso la fortalece, porque se transforma en una oportunidad para mostrar integridad y transparencia.

 

Traducción psicológica: ¿qué efecto genera esto en la mente del receptor?

 

Se busca provocar empatía emocional y respeto moral.

 

El mensaje implícito es:

 

«Sí, cometimos errores. Pero somos los únicos que los reconocemos, que damos la cara y actuamos con firmeza. Eso nos hace mejores»

 

Esto genera en el oyente una sensación de cercanía («son humanos»), pero también de superioridad ética («son mejores que los otros»).

 

El error queda relativizado y, al mismo tiempo, transformado en virtud.

Técnica 4: Comparación con el enemigo y proyección en el adversario

Cuando el Presidente dice:

 

«No vamos a hacer como ellos...»
«No tenemos una sede pagada con dinero B...»

 

Aquí aparece una técnica conocida como proyección moral con señalamiento externo, también vinculada al whataboutism (o «y los otros, qué»).

 

En lugar de profundizar en el error propio o asumir plena responsabilidad, el discurso desvía la atención hacia los errores del adversario, comparándolos con los propios para suavizar su impacto.

 

El mensaje no es «no fallamos», sino:

 

«Sí, tuvimos un error... pero no como ellos»

 

Traducción psicológica: ¿qué efecto genera esto en la mente del receptor?

 

Este recurso activa el sesgo comparativo: una tendencia inconsciente a minimizar lo propio cuando lo comparamos con algo peor.

 

En la práctica, esto alivia el juicio moral del oyente:

 

«Bueno, cometieron un error... pero al lado de los otros, siguen siendo los más limpios»

 

Así, el peso de la culpa se reduce, y el error queda justificado por contraste.

Técnica 5: Compensación simbólica

Cuando el Presidente dice:

 

«Vamos a hacer una auditoría externa...»
«Vamos a reestructurar la comisión ejecutiva...»

 

Aquí aparece una técnica que podríamos llamar compensación simbólica o purificación institucional.

 

Después de un error o escándalo, se anuncian medidas visibles, estructurales o técnicas, que —más allá de su efectividad real— refuerzan simbólicamente la imagen de limpieza moral y control ético.

 

Estas acciones funcionan como un ritual de reparación: una forma de demostrar que se está haciendo algo, aunque el foco ya no esté en el error, sino en cómo se responde a él.

 

Traducción psicológica: ¿qué efecto genera esto en la mente del receptor?

 

Este recurso activa el mecanismo psicológico del castigo redentor:

 

«Si lo están pagando, si están tomando medidas… entonces ya han aprendido, se han limpiado, podemos seguir adelante»

 

Así, el error queda purificado, y el relato dominante deja de ser el problema para convertirse en la solución que el propio líder propone.

Conclusión

Los discursos políticos, especialmente en momentos de crisis o escándalos, suelen utilizar la manipulación psicológica para moldear el relato.

 

En el análisis de este discurso de Pedro Sánchez hemos identificado cinco técnicas clave que no sólo cambian el contenido del mensaje, sino que activan mecanismos psicológicos inconscientes que hacen que el receptor acepte o justifique ideas que, de otro modo, podría cuestionar.

 

Ser consciente de estas estrategias es fundamental para fortalecer el pensamiento crítico y no dejarse manipular, incluso cuando el discurso suena sincero y firme.

 

⚠️ Atención

 

Este análisis es un estudio del lenguaje político, no un juicio moral personal.

 

La manipulación en la comunicación política es un fenómeno humano, forma parte del repertorio emocional del poder y está presente en todo el espectro ideológico.

 

Lo importante es reconocer que estas estrategias buscan proteger la imagen pública del emisor, desviando la atención del error y activando emociones específicas en el receptor —como empatía, orgullo, miedo o indignación— para condicionar nuestra percepción y nuestro juicio sin que lo notemos.